Con el viento de cara. Mi cuarto disco

Pensando ahora en este disco me doy cuenta de que todo él giró en torno a tres circunstancias. La gran inversión económica del anterior, la marcha de mi amigo, compañero y guitarrista (por este orden) José Barragán, y la enfermedad de mi madre. Sí, todos los discos tienen su trastienda. Así que me tomé el disco con calma.

No recuerdo las fechas, pero José me dijo que se volvía a Austin, Texas. “Las cosas cada día están más complicadas en España para los músicos y mi música no sé si tiene mucha salida aquí”, me dijo.

Hoy escribiendo estas líneas vuelvo a emocionarme. Yo quiero a mis músicos. Son mi familia. Así que le pedí, ya que por la enfermedad de mi madre no podía moverme, que se viniera a Santander a grabar los temas que tenía claros. Grabamos Qué diría Dylan, Quién no necesita amor, Si te lo tengo que explicar y Brindis. Con esas cuatro canciones sentía que tenía disco.

Lo grabamos en el estudio que Fernando Macaya tiene en el Escenario Santander. Por cierto, José se fue a Texas antes de que saliera el disco, pero coincidió uno de sus viajes a Madrid con la presentación del disco en la Sala Clamores. Fue una noche preciosa y la banda brilló. El público aplaudía espontáneamente en mitad de las canciones.

El hecho de que José se fuera, que tuviera que grabar las canciones y que consiguiera hacer sonar lo que estaba en mi cabeza hizo que me lanzase a producir el disco. Tenía la tranquilidad de hacerlo con mi gente, mi banda y Bori Alarcón a los mandos, y sobre todo, no podía volver a invertir tanto dinero como en el anterior.

El resto de las grabaciones se hicieron entre el estudio de David Escudero, recomendado por José, ya que había sido su profesor de guitarra, y el de Bori Alarcón, a quien había conocido por su trabajo en El fondo de los mares.

La enfermedad de mi madre provocó canciones y el título. Volver a vivir en Torrelavega también. Las fotos, el videoclip y la web se hicieron en Cantabria.

Mi madre sale adelante después de un año muy duro, y siendo consciente de que no todas las personas tienen la misma suerte decido llamarlo Con el viento de cara, porque así me siento. Hemos salido airosos de la gran tormenta.

Y por si ayuda, me acompañó siempre el mismo pensamiento: Pase lo que pase, tú sigue andando.